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La naturaleza cohesiva de la familia

(parte 1 de 4): Introducción

 

Dios dice en el Corán, en un pasaje que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios desciendan sobre él, solía repetir a menudo cuando comenzaba sus discursos:
“¡Oh, humanos! Temed a vuestro Señor Quien os ha creado a partir de un solo ser, del que creó a su cónyuge e hizo descender de ambos muchos hombres y mujeres. Temed a Dios, en Cuyo nombre os reclamáis vuestros derechos, y respetad los lazos de parentesco. Por cierto que Dios os observa”. (Corán 4:1)

La familia es el núcleo de la sociedad como un todo. Si la familia se forma sobre una base sólida, es más probable que la sociedad toda se encuentre en buen estado. Así, en general, los mensajeros de Dios, el primer ejemplo para los humanos, cumplieron con la institución del matrimonio y la familia. Dios afirmó:
“Hemos enviado a otros Mensajeros antes de ti, y les concedimos esposas e hijos…”. (Corán 13:38)

El Profeta Muhammad también estableció en matrimonio como su modo de vida, diciendo:
“Por Dios, soy quien más teme a Dios de todos ustedes, y soy el que mejor lo conoce; sin embargo, ayuno y rompo mi ayuno, oro [durante la noche] y duermo, y desposo mujeres. Quien se aleje de mi Sunnah[1] no es de los míos”. (Sahih Al-Bujari, Sahih Muslim)

Sin dudas, el Islam pone gran énfasis en las relaciones familiares y la cohesión. Los expertos de la Ley Islámica han señalado que cuando uno estudia las leyes que se encuentran en el Islam y lo que parece ser la sabiduría detrás de ellas, descubre que han sido puestas para establecer, proteger, reforzar y perpetuar las necesidades específicas de la vida. Las necesidades específicas, según la perspectiva de la Ley Islámica, son:

(1) la religión,
(2) la vida,
(3) los lazos y relaciones familiares,
(4) la salud mental, y
(5) la riqueza y la propiedad.

Entonces, por ejemplo, uno necesita reflexionar sobre las severas leyes relacionadas con la preservación de la santidad de la familia para entender el gran énfasis que el Islam le otorga a esta. En el “moderno Occidente” en la actualidad, por ejemplo, el adulterio y otros actos que golpean las bases de la familia tienen amplia tolerancia social[2]. En el Islam la situación es muy diferente. El Islam exhorta a todos los miembros de la familia a tratarse bien los unos a los otros, evitando los actos promiscuos que son malignos en sí mismos y dañinos para cualquier matrimonio. Por ejemplo, Dios dice:
“Apartaos de todo lo que os lleve a la fornicación, pues esto es una inmoralidad y conduce al mal”. (Corán 17:32)

Sin embargo, estas exhortaciones no son simplemente palabras vacías. Por el contrario, ellas están sustentadas por la fuerza de la ley para algunos de los actos más atroces que no pueden pasarse por alto. Así, Dios ordena:

“A la fornicadora y al fornicador aplicadles, a cada uno de ellos, cien azotes. Si verdaderamente creéis en Dios y en el Día del Juicio no permitáis que la compasión que podáis sentir por ellos os impida aplicar la pena establecida por Dios; y que un grupo de creyentes sea testigo cuando se les castigue”. (Corán 24:2)

No se permite la compasión para desautorizar a lo que debe ser realizado porque, al final, esa compasión -y la compasión es algo que mueve a alguien para hacer el bien a los demás- llevará a resultados dañinos. De hecho, el Islam va mucho más allá de la protección de la santidad de la familia: aquellos que acusan falsamente a una mujer casta de adultero o fornicación también reciben castigos severos. Dios dice:

“Y a quienes difamen a mujeres decentes [acusándolas de fornicadoras o adúlteras] y no presenten cuatro testigos de ello, aplicadles ochenta azotes y nunca más aceptéis su testimonio. Ellos son los descarriados”. (Corán 24:4)

En particular, Dios ofrece guía a la humanidad con respecto al comportamiento con todos los miembros de la familia. Por un asunto de brevedad, este artículo corto nos dará una visión del comportamiento apropiado del musulmán hacia los demás miembros de su familia, incluyendo a los padres, hijos, esposos y otros familiares.

 

Los padres

Dios ha exigido que los musulmanes traten a sus padres del mejor modo posible. Los musulmanes deben ser personas agradecidas, deben estar agradecidos con Dios y con todos los que les hacen bien. Después de Dios, quizás no haya nadie que merezca la gratitud de una persona más que los padres. Por eso, numerosos versículos del Corán se refieren al trato hacia los padres. De hecho, en más de una ocasión, Dios ha relacionado el buen trato hacia los padres con el mandamiento de Su adoración. Note, por ejemplo, el siguiente versículo del Corán:
“Adorad a Dios y no Le asociéis nada. Haced el bien a vuestros padres, a los parientes, a los huérfanos, a los pobres, a los vecinos parientes y no parientes, al compañero, al viajero insolvente y a aquellos que posee vuestra diestra. Dios no ama al arrogante jactancioso”. (Corán 4:36)

 

Dios también dice:

“Diles: Venid que os informaré lo que vuestro Señor os ha prohibido: No debéis asociarle nada y haced el bien a vuestros padres…”. (Corán 6:151)

“Tu Señor ha ordenado que no adoréis sino a Él y que seáis benévolos con vuestros padres. Si uno de ellos o ambos llegan a la vejez, no seáis insolentes con ellos y ni siquiera les digáis: ¡Uf! Y háblales con dulzura y respeto. Trátales con humildad y clemencia, y ruega: ¡Oh, Señor mío! Ten misericordia de ellos como ellos la tuvieron conmigo cuando me educaron siendo pequeño. Vuestro Señor es Quien mejor conoce lo que hay en vuestros corazones. Si sois piadosos [no temáis por las faltas cometidas], puesto que Él es Absolvedor con quienes se arrepienten”. (Corán 17:23-25)

“Y cuando concertamos el pacto con los Hijos de Israel [y les dijimos:] No adoréis sino a Dios, sed benévolos con vuestros padres y parientes, con los huérfanos y los pobres, hablad cortésmente, haced la oración prescrita y pagad el Zakát…”. (Corán 2:83)

El Profeta también enfatizó el buen trato hacia los padres, colocándolo después de la oración en su momento apropiado como una acción de las más amadas por Dios: Se le preguntó al Profeta:
“¿Cuál es la acción más amada por Dios?” Él respondió: “La oración en su momento apropiado”. Se le preguntó: “Luego, ¿qué acción?” Él respondió: “Ser obediente hacia tus padres…”. (Sahih Al-Bujari, Sahih Muslim)

Dios les recuerda a los creyentes que sus padres, especialmente la madre, atravesaron muchas dificultades y se esforzaron para criar a sus hijos, y por eso merecen amor, respeto y gratitud como recompensa. Dios dice:
“Y [recuerda] cuando Luqmán exhortó a su hijo diciéndole: ¡Oh, hijito! No Le atribuyas a Dios copartícipes [en la adoración], pues la idolatría es una enorme injusticia. Le hemos ordenado al hombre hacer el bien a sus padres. Su madre le lleva [en el vientre] soportando molestia tras molestia, y su destete es a los dos años. Sed agradecidos conmigo y con vuestros padres; y sabed que ante Mí compareceréis”. (Corán 31:13-14)

“Y por cierto que ordenamos al hombre hacer el bien a sus padres. [Y debe saber que] Su madre lo ha llevado [en el vientre] con esfuerzo y le ha dado a luz con dolor, y que el período del embarazo y la lactancia dura treinta meses. Que cuando alcance la madurez, al llegar a los cuarenta años, diga: ¡Oh, Señor mío! Haz que sepa agradecerte los favores que nos has concedido, tanto a mí como a mis padres, y que pueda realizar obras buenas que Te complazcan, y concédeme una descendencia [creyente y] bondadosa. En verdad me arrepiento [de mis pecados] y me someto a Ti”. (Corán 46:15)

Así, en particular, la madre merece la mayor de las atenciones y cercanía de sus hijos. Se le preguntó en una ocasión al Profeta lo siguiente:
“¿Quién de entre estas personas tiene más derecho a recibir mi buena compañía?” El Profeta respondió: “Tu madre”. El hombre preguntó: “¿Y luego quién?”. El Profeta respondió nuevamente: “Tu madre”. El hombre preguntó nuevamente: “¿Y luego quién?”. Profeta respondió una vez más: “Tu madre”. El hombre preguntó una vez más: “¿Y luego quién?”. Esta vez el Profeta dijo: “Tu padre”. (Sahih Muslim)

Footnotes:
[1] Sunnah: Enseñanzas y formas. (Islamreligion)
[2] En 1969, un juez inglés le dijo a un demandante que se quejaba del comportamiento de su esposa con un amigo suyo, que su pensamiento era anticuado y que tenía que darse cuenta de que ahora estaba viviendo en el año 1969. [Esta historia fue citada en Yoosuf al-Aalim, Al-Maqaasid al-Aaammah li-l-Shariah al-Islaamiyyah (Riyadh: International Islamic Publishing House, 1994), pág. 397.] En la actualidad, hay incontables disputas entre esposos y esposas en las que el esposo niega que los niños que viven en el hogar son de él, y así causan odio, fricciones y destrucción en el matrimonio. Uno puede preguntarse con todo derecho: ¿Es así como se supone que debe ser un matrimonio “moderno, civilizado”?

(parte 2 de 4): El rol de los cónyuges

 

Los cónyuges[1]

El matrimonio es una institución muy importante en el Islam, el Corán muestra que existe un vínculo claro entre los hombres y las mujeres. En numerosos lugares en el Corán, Dios le recuerda a los seres humanos que ellos provienen del mismo ser humano original. Es por medio de este vínculo que están interconectados, y a través de estos vínculos se establecen algunos de sus derechos, de unos y otros.

Dios dice al comienzo del Capítulo 4, titulado «La Mujer»:
“¡Oh, humanos! Temed a vuestro Señor Quien os ha creado a partir de un solo ser, del que creó a su cónyuge e hizo descender de ambos muchos hombres y mujeres. Temed a Dios, en Cuyo nombre os reclamáis vuestros derechos, y respetad los lazos de parentesco. Por cierto que Dios os observa”. (Corán 4:1)

Sin embargo, más allá del origen que los dos sexos comparten, Dios señala que el amor y el afecto que Él ha creado en los corazones de los esposos es uno de Sus grandes signos, que actúa como augurio para las personas de entendimiento. En otras palabras, tales personas pueden mirar a este aspecto de la creación y recordar la grandeza del trabajo y poder de Dios, la perfección de Su creación y la magnífica piedad que Dios colocó en este mundo. Dios dice:
“Y entre Sus signos está haber creado cónyuges de entre vosotros para que encontréis sosiego, y dispuso entre vosotros amor y misericordia. Por cierto que en ello hay signos para quienes reflexionan”. (Corán 30:21)

Dios también dice:
“Él es Quien os creó a partir de un solo ser [Adán], y del cual hizo surgir a su esposa [Eva] para que encontrase en ella sosiego…”. (Corán 7:189)

Así, según el Corán, las relaciones entre un hombre y su esposa deben tener un amor, piedad y entendimiento mutuo. Dios también ordena que los hombres traten a las esposas amablemente en el versículo:
“…Tratad bien a vuestras mujeres en la convivencia. Y si algo de ellas os disgusta, es posible que Dios haya decretado, a pesar de esto, un bien para vosotros”. (Corán 4:19)

Deben mencionarse unas pocas palabras sobre el propósito del matrimonio en el Islam. Esto es necesario porque muchas veces las personas entran al matrimonio o desean desposarse sin tener en cuenta los roles y propósito del matrimonio en sí mismo. No se dan cuenta de las responsabilidades que caerán sobre sus hombros al contraer matrimonio. Sin embargo, si conocen los propósitos del matrimonio y sus responsabilidades son entendidas desde el comienzo, una vez más, las probabilidades de que el matrimonio sea exitoso serán mayores. La persona sabrá lo que se espera de ella, respetando sus responsabilidades, obligaciones y derechos.

Obviamente, el propósito del matrimonio no es simplemente la “diversión” o la descarga de “impulsos animales”. Hay mucho más que eso en el matrimonio. Algunos de los objetivos detrás del matrimonio incluyen[2]: procrear, experimentar el placer físico permitido, alcanzar la plenitud de la madurez, la asistencia mutua para construir una vida estable en este mundo, lograr numerosos beneficios fisiológicos y psicológicos, formar la piedra angular de una sociedad moral, criar a la próxima generación en un marco propicio para el crecimiento moral y espiritual, y unir a las personas y a las familias.

 

Los derechos del esposo y de la esposa

Para que un matrimonio funcione mejor, cada cónyuge debe entender bien sus derechos, responsabilidades, roles y obligaciones. Por esta razón, la Ley Islámica ha establecido claramente los derechos y responsabilidades de la esposa y del esposo musulmán. Al mismo tiempo, no obstante, cada persona casada debe darse cuenta de que su cónyuge es, antes que nada, otro musulmán, es un hermano/hermana en el Islam. Por lo tanto, todos los derechos del musulmán por la hermandad del Islam también le corresponden al cónyuge. Hay libros sobre el comportamiento del musulmán, la hermandad, el amor y la lealtad entre los musulmanes, y todos los principios se aplican a la persona casada, ya que su esposa es parte de esa hermandad y comunidad Islámica. Además, el Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios desciendan sobre él, también enfatizó este punto al decir:

“Ninguno de nosotros completa su fe hasta que ame para su hermano lo que ama para sí mismo”. (Sahih Al-Bujari, Sahih Muslim)
Sin embargo, el cónyuge posee incluso más derechos debido al gran e importante pacto que se ha contraído entre ellos[3].

Por lo tanto, al discutir los derechos de los esposos y las esposas, este asunto no debe ser tratado de manera fría o legal. La relación entre el esposo y la esposa debe ser mucho más que un asunto de derechos establecidos por la ley que cada uno debe respetar. Por el contrario, debe ser una relación de amor, apoyo y entendimiento mutuo. Cada cónyuge debe considerar las necesidades y capacidades del otro cónyuge. Ellos deben intentar hacerse feliz uno al otro, incluso si alguna vez deben dar el brazo a torcer, y no simplemente estarse asegurando de que están recibiendo todo lo que les corresponde en el matrimonio. Es más, muchas veces sucede que ninguno de los cónyuges cumple completamente con los derechos del otro ni lo hace completamente feliz. Por lo tanto, ambos deben darse cuenta y aceptar sus falencias.

El Profeta aconsejó a los esposos que deben tratar a sus esposas del mejor modo posible -quizás debido a su autoridad o fuerza física-. El Profeta dijo:
“El mejor de ustedes es el que es mejor con su familia (esposa) y yo soy el mejor de ustedes con mi familia”. (Al-Tirmidhi e Ibn Mayah)

Footnotes:
[1] Para obtener más detalles sobre las leyes islámicas del matrimonio, vea el título del autorThe Fiqh of the Family, Marriage and Divorce (American Open University, 1997). Este artículo está basado en algunos pasajes de dicha obra.
[2] Cf., Abdul Rahman Abdul Khaaliq, Al-Zawaaj fi Dhill al-Islaam (Kuwait: al-Daar al-Salafiyyah, 1988), pp. 21ff.
[3] Dios dice en el Corán: “¿O pretendéis que se os devuelva lo que le habéis dado después de haber compartido la intimidad y de haber concertado un pacto firme?” (Corán 4:21)

 

(parte 3 de 4): Los derechos mutuos de los cónyuges

Ambos esposos, en general, fallan en alguna medida al cumplir con sus obligaciones hacia el otro. Por lo tanto, antes de criticar al otro o ser duro con él o ella por alguna falla, la persona debe analizarse a sí misma y darse cuenta de lo que está haciendo mal.

Al mismo tiempo, sin embargo, la Ley Islámica ha establecido claramente algunos derechos y responsabilidades para que ambas partes en el matrimonio sepan exactamente qué se espera de ellos y qué deben realizar para ser un cónyuge apropiado. Así, por ejemplo, Dios dice:
“…Ellas tienen tanto el derecho al buen trato como la obligación de tratar bien a sus maridos…”. (Corán 2:228)

En resumen, los derechos de la esposa o las obligaciones del esposo incluyen, entre otras cosas, lo siguiente:

1. Recibir su dote correspondiente. Dios dice:
“Dad a vuestras mujeres su dote con buena predisposición”. (Corán 4:4)

2. Ser mantenida financieramente por el esposo. Dios dice:
“Los hombres están a cargo de las mujeres debido a la preferencia que Dios ha tenido con ellos, y deben mantenerlas con sus bienes…”. (Corán 4:34)
Además, en un hadiz registrado por al-Bujari y Muslim, el Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios desciendan sobre él, le dijo a Hind bint Utbah, cuando ella reclamaba porque su esposo (Abu Sufyan) era muy avaro y no la mantenía, y ella preguntó si podía tomar algo de su dinero sin que él lo supiera:
“Toma lo que sea suficiente para ti y tu hijo, según lo que se acostumbra”.

3. Ser tratada de manera amable y apropiada. Dios dice:
“…Tratad bien a vuestras mujeres en la convivencia. Y si algo de ellas os disgusta, es posible que Dios haya decretado, a pesar de esto, un bien para vosotros”. (Corán 4:19)

4. El derecho a las relaciones sexuales. En el Sahih de Ibn Hibban se encuentra la siguiente narración:
La esposa de Uzman ibn Madh’un protestaba ante el Mensajero de Dios porque su esposo no tenía necesidad de mujeres. Durante el día ayunaba, y durante la noche oraba. El Profeta le preguntó: “¿No soy el mejor ejemplo para que tú sigas?” Él respondió: “Ciertamente, que mi padre y mi madre sean pagados como rescate por ti”. El Mensajero de Dios entonces le dijo: “En cuanto a ti, tú oras durante la noche y ayunas durante el día. Ciertamente, tu esposa tiene derechos sobre ti. Y tu cuerpo tiene derechos. Entonces, ora y duerme, ayuna y rompe tu ayuno”.

5. Tener el derecho a la “privacidad”. Observe el siguiente hadiz del Profeta:

“¿Hay algún hombre entre ustedes que se acerque a su esposa, cierre la puerta detrás y luego se cubran durante el acto, beneficiándose de que Dios los protegió de los ojos de la gente?” Ellos dijeron: “Sí”. Él dijo: “Luego se sienta (con otros) después de lo sucedido y dice: “Hice ésto y aquello”. Ellos permanecieron en silencio. Luego él se dirigió a las mujeres y preguntó: “¿Alguna de ustedes habla de tales cosas?” Ellas también permanecieron en silencio. Entonces se acercó a los pies del Profeta una muchacha joven para que él pudiera verla y escucharla, y dijo: “Oh, Mensajero de Dios, ellos (los hombres) ciertamente hablan sobre esto, y ellas (las mujeres) también”. Él dijo: “¿Sabes a lo que se asemejan? A una demonio hembra que encuentra a un demonio en la calle y satisfacen sus deseos mientras la gente los mira”[1].

6. El derecho a que se le enseñe o a aprender su religión.

 

Por otro lado, los derechos del esposo o las responsabilidades de la mujer incluyen:

1. Ser la cabeza del hogar. Dios dice:
“Los hombres están a cargo de las mujeres debido a la preferencia que Dios ha tenido con ellos, y deben mantenerlas con sus bienes. Las mujeres piadosas obedecen a Dios y a sus maridos, y cuidan en ausencia de ellos [su honor y sus bienes] encomendándose a Dios…”. (Corán 4:34)
Aunque por lo general ésto está establecido como un derecho del esposo, es en realidad una pesada responsabilidad para él, ya que significa que él tiene la responsabilidad de guiar a su familia y llevarla por el buen camino.

2. El derecho a ser obedecido. Éste se relaciona con el primer derecho. Una persona no puede ser líder si no tiene autoridad.

3. Que su esposa responda ante sus necesidades sexuales.

4. Que la esposa no permita que nadie entre en su casa, salvo con su autorización. En un hadiz registrado por al-Bujari y Muslim, el Mensajero de Dios dijo:
“No permitan que nadie entre en su casa salvo con la autorización”.
Si el esposo y la esposa entran al matrimonio con la correcta intención de complacer a Dios y complacerse mutuamente, reconociendo sus roles y responsabilidades en el matrimonio y tratándose con el comportamiento adecuado según la Ley Islámica, por la voluntad de Dios, su unión será una unión bendecida que se extenderá de esta vida al Más Allá.
Habiendo dicho lo anterior sobre el matrimonio, el Islam, sin embargo, también es una religión práctica. Considera todos los posibles escenarios comunes. Es posible que un hombre y una mujer se unan con buenas intenciones, pero sus personalidades y preferencias no coincidan con las del otro. Hay algunas veces en las que un buen matrimonio no puede lograrse, y los cónyuges entran en un estado de sufrimiento e incompatibilidad. Ante tales circunstancias, la Ley Islámica permite un final del matrimonio y del sufrimiento[2]. El objetivo es permanecer juntos de manera amigable o separarse en buenos

términos. Así, por ejemplo, Dios dice:
“Y si expresáis la voluntad de divorcio a vuestras esposas y éstas cumplen con el plazo de espera, reconciliaos con ellas en buenos términos o dejadlas de buena forma…”. (Corán 2:231)
Dios también dice:

“Cuando estén por finalizar su período de espera, reconciliaos con ellas en buenos términos o bien divorciadlas de buena manera…”. (Corán 65:2)
Obviamente, el divorcio no es un objetivo deseado ni una luz para este asunto. En un mundo perfecto, todas las parejas casadas deben ser felices. Así, la opción del divorcio concuerda con el objetivo general de la preservación de la familia –no es simplemente la cantidad lo que se desea, como que todos los matrimonios permanezcan intactos, sino la calidad–.

Footnotes:
[1] Abu Dawud.
[2] Desafortunadamente, en algunas culturas musulmanas, en la actualidad, el divorcio se ha convertido en algo tan “vergonzoso” que han rechazado esta importante guía de la Ley Islámica, haciendo que los esposos sufran en silencio. Éste, definitivamente, no es el objetivo de la Ley Islámica con respecto a tales asuntos.

 

(parte 4 de 4): Los hijos y los familiares

 

Los hijos

Queda claro, gracias a muchos versos en el Corán, que tener hijos se considera una bendición de Dios. Por lo tanto, Dios dice al nombrar algunas de sus bendiciones sobre la humanidad:
“Dios ha creado esposas de vuestra misma especie, de las cuales crea hijos y nietos. Os ha proveído de todo lo bueno y beneficioso…”. (Corán 16:72)

Así, uno descubre al profeta Zacarías orando a Dios para que le conceda hijos (Corán 3:38). Además, tener hijos es algo que se sabe muy querido para los padres. Dios dice:
“Los bienes y los hijos son parte de los encantos de la vida mundanal…”. (Corán 18:46)

Al mismo tiempo, sin embargo, cada padre debe darse cuenta de que tener hijos es una gran responsabilidad y prueba de Dios. Dios dice:
“Por cierto que vuestros bienes y vuestros hijos son una prueba [para evidenciar quién obedece al Creador y quién no], y Dios tiene reservada una recompensa grandiosa [para los piadosos]”. (Corán 64:15)

Dios también dice:
“¡Oh, creyentes! Protegeos a vosotros mismos y a vuestras familias del Fuego…”. (Corán 66:6)

El significado de este versículo fue reiterado por el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios desciendan sobre él, cuando dijo:
“Todos ustedes son pastores y a todos se les preguntará sobre sus responsabilidades…El hombre es responsable de su hogar y se le preguntará sobre sus responsabilidades. A la esposa se le preguntará sobre la casa de su esposo y sus responsabilidades”[1].

Por lo tanto, el Islam inculca el agradecimiento al ser humano por estar bendecido con un hijo, pero al mismo tiempo hace que se dé cuenta de que este hijo es una gran responsabilidad. Los padres deben cuidarlo y criarlo de la mejor manera, tratando de protegerlo del Fuego del Infierno.

Los sabios musulmanes consideran que los derechos de los hijos aparecen mucho antes de ser concebidos, por medio de la elección de un/a esposo/a honrado/a y piadoso/a. Éste es el primer paso para brindar un hogar y ambiente buenos para los hijos. Cerca del nacimiento de los hijos, existen otras obligaciones importantes, como el dar un buen nombre al hijo y ofrecer un sacrificio en su nombre[2].

Además, los derechos más importantes del hijo incluyen lo siguiente:
1. Ser mantenido y sustentado de manera saludable,
2. ser educado en los principios de la religión;
3. ser tratado con piedad y compasión.
4. ser tratado igual que sus hermanos; y
5. tener un buen ejemplo de los padres.

 

Otros familiares

La familia incluye hermanos y otros familiares. El Islam no ha ignorado a ninguno de los familiares del individuo. En numerosos lugares en el Corán Dios enfatiza la importancia de tratar a los familiares de manera amable. Dios dice, por ejemplo:
“Adorad a Dios y no Le asociéis nada. Haced el bien a vuestros padres, a los parientes…”. (Corán 4:36)

Dios además habla sobre los gastos hacia la familia:
“Te preguntan [¡Oh Muhammad!] acerca de la caridad. Diles: Lo que deis, que sea para vuestros padres, parientes, huérfanos, pobres y viajeros insolventes. En verdad lo que hagáis de bien Dios lo sabe…”. (Corán 2:215)

Y Dios dice:
“La piedad no consiste en orientarse hacia el oriente o el occidente, sino que consiste en creer en Dios, el Día del Juicio, los ángeles, el Libro, los Profetas, hacer caridad, a pesar del apego que se tiene por los bienes, a los parientes, huérfanos, pobres, viajeros insolventes, mendigos y prisioneros…”. (Corán 2:177)

Se le pidió al Profeta Muhammad:
“Infórmame sobre una acción que me acercará al Paraíso y me alejará del fuego del Infierno”. Él respondió: “Adorar a Dios, y no asociar a ningún compañero con Él, establecer la oración, entregar el Zakat y

mantener los lazos de familia”[3].
Mantener los lazos de familia se refiere a ser buenos con ellos de palabra, acción y proporcionarles ayuda material. Esto incluye las palabras amables, las visitas, la caridad y la generosidad. También abarca el alejar los males que puedan perjudicarlos y hacer lo mejor para que tengan felicidad.

El musulmán debe entender que mantener los lazos de familia es una obligación y no es simplemente un acto meritorio. En el Corán, Dios reconoce a los que…
“…no rompen los lazos familiares que Dios ordenó respetar, temen a su Señor y Su terrible castigo”. (Corán 13:21)

El Profeta dijo:
“Aquel que corta los lazos de familia no entrará al Paraíso”[4].

El Islam ha enfatizado cada tipo de lazo familiar posible. Ha brindado guía mostrando la importancia de los lazos con los padres, los hijos, las esposas, y otros familiares. Exhorta a todos los musulmanes a cumplir con estos lazos para recibir a cambio el placer divino. Además (aunque no está completamente enfatizado en esta corta ponencia), ha brindado leyes y regulaciones estrictas que permiten que un individuo se dé cuenta de la mejor manera de mantener los lazos apropiados con todos sus amigos y parientes.

Footnotes:
[1] Sahih Al-Bujari, Sahih Muslim.
[2] En este sacrificio, llamado aquiqah, se distribuye la carne entre los pobres, la propia familia, amigos y vecinos (IslamReligion).
[3] Sahih Al-Bujari, Sahih Muslim.
[4] Sahih Muslim.

 


Source: https://www.islamland.com/esp/articles/la-naturaleza-cohesiva-de-la-familia

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