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La ética ante el desacuerdo y la discordia en el Islam

La discordia es negativa

Una de las más peligrosa enfermedades que afectan a la Ummah musulmana en la actualidad, es la enfermedad del desacuerdo y la discordia. Esta enfermedad se ha generalizado a tal punto que afecta a todas las áreas, ciu-dades y sociedades. Deja a su paso a miles de personas luchando unos con-tra otros, y pareciera que para lo único que sirven todas las enseñanzas e instrucciones islámicas a disposición de la Ummah, es para incentivar la discordia y las luchas internas.

Esta es una tendencia que se contrapone de lleno con las enseñanzas del Corán y la Sunnah. Luego de recalcar el deber supremo de declarar la uni-cidad de Dios (tawhid), tanto el Corán como la Sunnah ponen énfasis en un concepto que se destaca sobre el resto: la unidad de la Ummah musulmana. Su objetivo es sanarla y liberarla de los desacuerdos que perturban la paz y la armonía en las relaciones entre los musulmanes y arruinan la hermandad de los creyentes.

También es verdad que después de la abominación que implica la asocia-ción de otros en la adoración a Dios, no hay nada más repugnante para las enseñanzas del Islam que la discordia en la comunidad. Los mandamientos de Dios y Su Profeta son muy claros en el llamado a la unidad y a la soli-daridad de los musulmanes, la reconciliación de sus corazones y la prepa-ración de sus esfuerzos para una sola causa.

Sin duda alguna, hemos perdido la ética y las normas del buen comporta-miento islámico y el debido respeto por las exigencias morales, lo que nos ha convertido en una presa fácil para la desintegración interna y las luchas mutuamente destructivas. Este es el legado de lo que el Corán llama “debi-lidad y derrota” y una vida llena de fracasos. Hemos terminado en impo-tencia y ruinas. Así fue la advertencia de Dios:

“Y obedeced a Allah y a Su Mensajero, y no discrepéis porque os debi-litaríais y seríais derrotados.” (Corán 8:46)

El Corán nos cuenta la historia de los discípulos de los primeros profetas para que nosotros aprendamos lecciones y tengamos advertencias; además muestra claramente cómo surgen las naciones, cómo se construyen las civi-lizaciones, cómo prosperan, pero también cómo llegan a la decadencia. Se nos advierte que ésta y la caída son consecuencias directas de la desunión, de la enfermedad de la discordia y del sectarismo:
“Pues éstos alteraron su religión y formaron sectas; y cada una de ellas está conforme con lo que cree.” (Corán 30: 32)

Los conflictos que llevan a la división y la desunión son similares a aban-donar la dirección del Profeta y a alejarse de él. Dios se dirige al Profeta Muhammad en el Corán en relación a “aquellos que han roto la unidad de su fe y formaron sectas”, y dice:

“Tú no eres responsable de quienes dividieron su religión y formaron sectas. Allah se hará cargo de ellos, y Él les informará de lo que ha-cían.” (Corán 6: 159)

Este versículo expresa una condena a toda clase de sectarismo que surja de la intolerancia de las personas y de sus declaraciones particulares en donde dicen ser “los únicos y verdaderos exponentes” de las divinas enseñanzas.

“De haberlo deseado tu Señor, hubiera hecho de la humanidad una comunidad única [en creencias], pero no dejarán de discrepar, a ex-cepción de aquellos a los que Dios tenga misericordia…” [Corán 11:118-119]

Si la misericordia de Dios pone fin a las discrepancias en la humanidad, como implica el versículo citado, ¿cómo es posible entonces que las dis-crepancias y disputas representen una misericordia? En el lenguaje nada ambiguo del versículo siguiente y otros similares, Allah ordena la unidad y el acuerdo:
“Sujetaos con firmeza, juntos, a la cuerda de Dios, y no os dividáis. Y recordad la gracia de Dios sobre vosotros, que cuando erais enemigos puso amor entre vuestros corazones, y os convertisteis, por Su gracia, en hermanos…” [Corán 3:103]

 

LAS ADVERTENCIAS DEL PROFETA CONTRA LA DISCORDIA

El Profeta advirtió a sus compañeros acerca de los riesgos que trae el desacuerdo, entendió que la supervivencia de la Ummah dependía de la armonía y del afecto mutuo entre los creyentes, cuyos corazones se han unido debido a su amor a Dios. También se dio cuenta de que la ruina de esta yace en los corazones de los creyentes, que son destruidos por las con-tiendas entre ellos. De esta manera, el Profeta, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, advirtió en reiteradas ocasiones que no debían dar lugar a la discordia, y luego, dijo: “No participen en desacuerdos que puedan pro-ducir discordia en sus corazones.”

Los mismos compañeros del Profeta se dieron cuenta de que la discordia no llevaba a nada bueno. Ibn Mas`ud, que Dios esté complacido con él, dijo una vez: “El desacuerdo es malvado.” Además, el Profeta siempre cortaba cualquier tipo de desacuerdo de raíz, como demuestra el siguiente acontecimiento narrado por `Abd Allah ibn `Umar. Dijo:
“Un día, durante el descanso del mediodía, recurrí al Mensajero de Dios, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él. [Mientras me encontraba allí], el Profeta escuchó que dos hombres discutían en voz alta y no se po-nían de acuerdo sobre [el significado de un versículo coránico]. El Mensa-jero de Dios, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, se acercó enojado a ellos y les dijo: ‘Antepasados vuestros murieron debido a los desacuerdos que tuvieron sobre las Escrituras.’”

Cuidado con Hadices falsos o débiles que apoyan la discordia:
1. “Las discrepancias en mi nación son una misericordia.”

2. “Las discrepancias entre mis Compañeros son una misericordia para vosotros.”

3. “Mis Compañeros son como estrellas; cualquiera que sigáis, os guiará.”

4. “En verdad mis Compañeros son como estrellas; seréis guiados por cualquier afirmación suya que adoptéis.”

5. “Le pregunté a mi Señor sobre las cosas en que mis Compañe-ros discreparían después de mi muerte y Dios me reveló: ‘Oh Muhammad, en verdad para Mí tus Compañeros son como estre-llas en el firmamento, algunas más brillantes que otras; de modo que quien siga cualquier cosa en que hayan discrepado, en lo que a Mí respecta, estará siguiendo la guía’.”

No obstante, antes de que estas narraciones puedan ser utilizadas como evidencia para el sectarismo, debe ser demostrada su autenticidad. Estas han sido lógicamente analizadas por eruditos eminentes y sus conclusiones se describen a continuación.

En cuanto a la narración en que se supone que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, profetizó el advenimiento de los Imames y sus escuelas, los registros auténticos generalmente no contienen en su fraseología ninguna mención de nombres específicos de Imames ni sus es-cuelas; todos aquellos que sí lo tienen son falsificaciones .

En cuanto al primer hadīz de los citados anteriormente, no posee cadena de transmisión que permita conocer ninguna fuente, mucho menos el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, ni se encuentra en ninguno de los libros de Hadīz . Es por tanto incorrecto denominarlo “hadīz” siquiera, ya que es una falsificación. En relación al resto de las narraciones citadas, pese a que existen en los libros de Hadīz o sobre Hadīz, resultan todos ser débiles. El segundo es valorado por los eruditos de la materia como “extremadamente débil” (wāhin) , el tercero y el cuarto como “falsi-ficaciones” (mawdū’) , y el quinto como “falso” (bātil) . Por tanto, la evidencia en las narraciones para la glorificación y perpetuación de las di-ferencias entre escuelas es totalmente inaceptable desde el punto de vista de la autenticidad.

 

Terminología del Corán sobre la discordia

 

Ijtilaf

Se denomina con el término árabe ijtilaf al hecho de adoptar una posición diferente a la de otra persona, ya sea en relación con la opinión, la expre-sión o la acción. Jilaf es una palabra relacionada con ijtilaf ya que compar-ten la misma raíz y usualmente es utilizada como sinónimo. Jilaf básicamente significa diferencia, desacuerdo e incluso conflicto, es amplia y abarca mucho más que la idea del concepto opuesto. Esto se debe a que los dos opuestos son necesariamente diferentes, mientras que dos cosas, ideas o personas que difieren, no son necesariamente opuestas ni están con-flicto entre ellas mismas.

Las diferencias entre los dictámenes de las escuelas caen en dos categorías principales.
1. Diferencias contradictorias (ijtilāf tadādd): posturas totalmente opuestas, que por lógica no pueden ser simultáneamente correctas, como en el caso en que una escuela valora algo como lícito (halāl) y la otra valora lo mismo como ilícito (harām).
2. Diferencias de variación (ijtilāf tanawwu’): posturas diversas, lógi-camente aceptables, que son variaciones que pueden coexistir, como las diferentes posturas al sentarse en la oración del Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, de las cuales unas escuelas han adoptado unas y otras han adoptado otras.

 

Las disputas (yadal)

La obstinada adherencia a su propia opinión por parte de uno o dos partidos que no están de acuerdo, el intento de defender esta posición, la persuasión con el objetivo de hacer que otras personas la acepten o, caso contrario, la toma de represalias con ellas, son todos elementos de disputas (yadal).
“Te discuten sobre el verdadero motivo luego de habérseles evidenciado la verdad” (Corán 8:6)

El yadal implica la puesta en marcha de una discusión, de forma conten-ciosa, con el objetivo de sacar ventaja. El término yadal es utilizado con el sentido de “entretejer” una soga; conlleva el sentido de una torcedura de brazo, ejercida por los enemigos, mientras intentan forzar a otra persona para que acepte su forma de vida.

 

La disensión (shiqaq)

A veces, cuando el principal objetivo de las partes involucradas es probar quién es el mejor, un conflicto puede llegar a ser muy grave; además no existe un interés por alcanzar la verdad ni dilucidar lo que es correcto. Esto imposibilita cualquier tipo de acuerdo o entendimiento mutuo.

Las grandes diferencias que surgen de la discordia y la disensión, provocan en las partes involucradas una “fisura” o una “fractura” que los separa. Es-tas imágenes se encuentran implícitas en los versículos coránicos:

“Si teméis la ruptura de un matrimonio, poned un mediador de la familia de él y otro de la de ella. Si desean reconciliarse, Allah hará que lleguen a un acuerdo. Allah es Omnisciente, y está bien informado.” (Corán 4: 35)

“Así pues, si creen en lo mismo que vosotros habrán seguido la buena guía; y si vuelven sus espaldas, por cierto que estarán en una gran dis-crepancia. Allah bastará contra ellos. Él es Omnioyente, Omnisciente.” (Corán 2: 137)

 

ÉTICA DEL DESACUERDO EN LOS SAHABA Y LOS SABIOS

1. Intentaban evitar la discordia: Los sahaba (que Allah se complazca con ellos) hicieron todo lo posible por evitar los desacuerdos. No le daban importancia a cuestiones insignificantes, pero sí se adentraron en los temas que ocasionaban controversia relacionados con la guía del Profeta.

2. Valoraban la unidad: Consideraban que la hermandad del Islam era uno de los principios más importantes de la religión, sin la cual, sería casi imposible promulgarlo. Esta hermandad trascendía las diferen-cias de opinión y los acuerdos sobre cuestiones que estaban abiertas a diferentes interpretaciones.

3. Enmarcaban la discusión: Los pilares de la fe y los pilares del islam no estaban sujetos a discusión. Las diferencias de opinión se li-mitaban sólo a cuestiones de legislación (fiqh).

4. Mostraban la metodología saludable para la resolución: Si las di-ferencias se suscitaban a pesar de los intentos por evitarlas, los com-pañeros recurrían rápidamente al Corán o al Profeta para afrontar la cuestión en disputa.

5. La educación durante el debate: Durante los debates, se adherían con determinación a las normas de comportamiento islámicas. Anali-zaban las diferentes cuestiones de una manera respetuosa y amigable, evitando el uso de un lenguaje agresivo o insultante, y escuchaban positivamente al otro.

6. La firmeza en el argumento, pero la misericordia con la persona: Esto garantizaba la preservación del respeto para con los colegas mu-sulmanes que discrepaban, y además, mantenía el fanatismo y la in-tolerancia alejados.

7. La autoevaluación: El compromiso con una conciencia de Dios y la evasión de los deseos personales, convertía a la búsqueda de la ver-dad en el objetivo principal; NO era importante que la verdad fuera dicha por uno o por otro. Lo importante era alcanzar la verdad.

8. Combatian su ego: Rechazaban la hipocresía y la adulación tanto como fuera posible y hacían todo lo que estaba a su alcance por in-vestigar cada asunto objetivamente.

9. La humildad: los sahaba y los sabios admitían sus errores sin resen-timiento ni vergüenza. Ninguno se sobrevaloraba ni desacreditaba la habilidad o los derechos de su hermano musulmán.

10. El respeto: Cuando las diferencias de opinión eran inevitables debido ciertas circunstancias, como pruebas que estaban disponibles para algunas personas y no para otras, o divergencias en la compre-sión de un texto o una expresión, mostraban respeto, tenían miseri-cordia y hacían du’a por la guía de ellos.

 

EJEMPLOS DE EDUCACIÓN ANTE LAS DISPUTAS

Entre los compañeros del Profeta, sus sucesores y los líderes expertos que los sucedieron, existían diversas diferencias en relación a, por ejemplo, la preparación y la realización de la oración: Algunos recitaban la Basmalah al comienzo de la Surat al Fatihah y otros no, algunos la recitaban en voz alta y otros no, algunos recitaban la súplica Qunut como parte de la oración del Fayr mientras que otros no, algunos realizaban el wudu’ (ablución) lue-go del sangrado de nariz, de los vómitos y de la terapia de las tazas chinas, mientras que otros no; algunos consideraban que el contacto físico con las mujeres anulaba el wudu` mientras que otros no, algunos realizaban el wu-du’ luego de comer carne de camello o comida cocinada a fuego directo mientras que otros no veían la necesidad de hacerlo.

Estas diferencias nunca impidieron que realizaran juntos la oración. Abu Hanifah y sus seguidores, junto con los Shafi`i y otros líderes expertos, realizaban la oración detrás de los a’immah de Medina de la escuela de Maliki y otros, aunque estos a’immah no recitaban la Basmalah, ni en silencio ni en voz alta. Según los reportes, abu Yusuf, uno de los principales expertos de la escuela Hanafi, hizo la oración detrás de al Rashid. Luego, abu Yusuf se enteraría que al Rashid había realizado la terapia de las tazas chinas. No repitió la oración, a pesar de que opinaba que la terapia de las tazas chinas anulaba la ablución.

 

Omar Ibn Al-Jattab

En su análisis sobre el Corán, ibn Yarir al Tabari cuenta que unas perso-nas se encontraron con `Abd Allah (el hijo de `Umar ibn al Jattab) en Egipto y le dijeron: “Observamos algunas enseñanzas del Corán a las que se adhieren algunas personas y otras no. Queremos encontrarnos con el Emir al mu`minin (`Umar ibn al Jattab) para preguntarle acerca de estas cuestiones.” Ellos fueron con él al encuentro de `Umar, Dios esté complacido con él.

`Abd Allah le comentó a su padre por qué habían venido y fueron invitados a conocerlo. Cuando se reunieron, `Umar miró al hombre que se encontraba a su lado y le preguntó:

“Dime la verdad, por Dios y por el poder que el Islam tiene sobre ti: ¿Has leído todo el Corán?”

“Sí,” le dijo el hombre.

“¿Has actuado de una manera que corresponda con él y como si te afectara a ti mismo?”

“Oh, Señor, no.” Respondió el hombre.

“¿Has obedecido estrictamente al Corán en todo lo que has visto? ¿Le has obedecido con todas tus palabras? ¿Le has obedecido donde sea que hayas ido?”

Luego, `Umar hizo las mismas preguntas a todos en la audiencia, cuando llegó a la última persona dijo:
“¡Que la madre de `Umar pierda un hijo! ¿Ustedes [esperan que yo] aplique una imposición para que todas las personas se adhieran al Libro de Dios en su totalidad? Nuestro Dios y Proveedor sabe fehacientemente que tenemos nuestras fallas.” Y él recitó el siguiente versículo del Corán:

“Si os apartáis de los pecados más graves, perdonaremos vuestras faltas y os introduciremos en el Paraíso honrándoos.” (Corán 4: 31)
Luego, `Umar preguntó si la gente de Egipto sabía que vendrían a presentar esta queja. Afortunadamente, ellos contestaron: “No.” Y `Umar dijo: “Si hubieran sabido, los habría puesto a ustedes como ejemplo.”

En este incidente, `Umar, Dios esté complacido con él, clarificó una lección profunda: la visión ideal que el Corán ofrece a los musulmanes es un modelo que uno debe intentar conocer o alcanzar. Si alguien se aleja de este modelo, algo que es inevitable, debe saber que la misericordia de Dios es realmente inmensa. Si, por lo menos, se aleja de los pecados más graves, definitivamente se encuentra en el camino para obtener una gran cantidad de bondad, si Dios quiere. Sin embargo, tiene la obligación de esforzarse constantemente por alcanzar la visión ideal y no conformarse nunca con lo mínimo indispensable.

Afortunadamente, el conocimiento y entendimiento de las causas de las diferencias de opinión entre los juristas antiguos y el contexto en el que se sucedieron, nos ayudarán a reducir los motivos del desacuerdo en el pre-sente; además nos permitirá desarrollar y mantener la ética bella y la mane-ra de afrontar estas diferencias.

Cuando los antiguos expertos discrepaban entre sí, lo hacían por razones objetivas. Eran todos muytahidun, calificados y capaces de desarrollar un pensamiento analítico y de tomar decisiones independientes. Cada uno de ellos se dedicó a la búsqueda rigurosa de la verdad, y no les importaba en lo más mínimo si la verdad acerca de una cuestión provenía de otra persona.

 

Malik y al Shafi`i

Al Shafi`i dijo: “Malik ibn Anas es mi maestro. Obtengo mi conocimiento de él. Cuando las personas mencionan a expertos, Malik resalta como una estrella. No existe nadie en quien confié más incondicionalmente que Malik ibn Anas.”

Ahmad ibn Hanbal sostenía que el sangrado de nariz y la terapia de las tazas chinas anulaban la ablución. Se le consultó acerca de las personas que realizaban la oración detrás de un imam sin realizar la ablución luego del sangrado. Él respondió: “¿Cómo no orar detrás de Malik y Sa`id ibn al Musaiib?”

 

Al Awza`i y Abu Hanifah

Al Awza`i se encontró con abu Hanifah en La Meca y comentó: “¿Por qué no levantas tus manos antes y después de realizar el ruku`?” Abu Hanifah respondió: “No existe ninguna palabra o acción registrada del Mensajero de Dios, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, que autentifique esto.” “¿Cómo que no?,” respondió al Awza`i, “cuando al Zuhri me reportó este acontecimiento bajo la autoridad de Salim y el de su padre, que solía levantar las manos al comienzo de la oración y antes y después del ruku`.”

Abu Hanifah también le mencionó un relato: “Hammad me relató de Ibrahim, mediante `Alqamah, de al Aswad, y este de Ibn Mas`ud que el Mensajero de Dios, Dios lo bendiga y le conceda la paz, sólo levantaba sus manos al comienzo de la oración y que no volvía a repetir esta acción.”

Luego, Al Awza`i sugirió que sus narradores eran mucho más confiables, por lo que abu Hanifah, dijo: “Hammad era más sabio que Zuhri, e Ibrahim era más sabio que Salim. `Alqamah no poseía una categoría menor que ibn `Umar. Y si ibn `Umar recibe el crédito de haber sido compañero del Pro-feta, entonces al Aswad posee muchos méritos. Y los méritos de `Abd Allah ibn Mas`ud hablan por sí mismos.” Escuchando esto, al Awza`i permaneció en silencio.

Según reportes, abu Hanifah dijo: “La nuestra no es más que una opinión. No obligamos ni coaccionamos a nadie a aceptarla. Quien sea que posea un mejor juicio, que lo promueva.”

 

Súplica final

Le pedimos a Dios Todopoderoso que nos enseñe lo que es bueno para no-sotros, que aprendamos de lo que Él nos enseña y que aumente nuestro co-nocimiento. Que nos una en la búsqueda de la verdad, nos guíe por el camino correcto y bendiga todas nuestras acciones con el éxito. Que nos proteja de la maldad de nuestros pensamientos y acciones. Las alabanzas y la gratitud son dedicadas a Dios, el Señor y Sustentador de todos los mun-dos.

 


Source: https://www.islamland.com/esp/articles/la-etica-ante-el-desacuerdo-y-la-discordia-en-el-islam

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