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Instinto, ciencia y religión

(parte 1 de 2): El autosacrificio en animales

Los seres vivos tienen que reproducirse para perpetuar sus especies. Sin embargo, la reproducción en sí misma muchas veces es insuficiente porque, si los seres vivos fallan al proveer los cuidados adecuados a su descendencia, el recién nacido no puede sobrevivir. En otras palabras, si los seres vivos no sienten la necesidad de proteger y cuidar a sus descendientes y no lo hacen de manera exitosa, las criaturas recién nacidas no se podrían cuidar solas y morirían rápidamente.

Cuando observamos la naturaleza, vemos que la mayoría de los seres vivos muestran un autosacrificio sorprendente para proteger y brindar el mejor de los cuidados a su prole. A veces de manera desinteresada, incomparable con cualquier otra forma de sacrificio mostrado por los seres humanos. Además, estos seres vivos arriesgan sus vidas por su prole sin dudarlo ni un momento. La pregunta es, ¿cómo se desarrolló dicho autosacrificio en los animales?

Los evolucionistas afirman que el autosacrificio demostrado por los seres vivos, especialmente hacia su descendencia, es un comportamiento instintivo. ¿Entonces, qué significa la palabra “instinto”?

Los evolucionistas la definen como un sentido de intuición inherente a los seres vivos. Ellos afirman que una voz interna susurra a una araña, un pájaro, un león o un pequeño insecto que debe practicar el autosacrificio para mantener la existencia de las generaciones venideras. En respuesta a una pregunta con respecto a la fuente de esta voz, ellos dicen desesperadamente “la madre naturaleza”. En la opinión de los evolucionistas, cada fenómeno en la naturaleza es un milagro de la naturaleza.

Sin embargo, es evidente que esta afirmación es fútil y no tiene sentido, porque la naturaleza, en sí misma, ya es una entidad creada consistente en piedras, flores, árboles, ríos y montañas familiares para todos nosotros. Es obvio que estas entidades no pueden reunirse para darle a un ser viviente una nueva característica, que es producto de la inteligencia.

De hecho, incluso Darwin era consciente de esta falla lógica desde el comienzo. En su libro El Origen de las Especies, que escribió en 1859, él mismo expresó sus propias dudas sobre su teoría con las siguientes palabras:
“He pensado que sería más conveniente tratar este tema por separado, especialmente en el caso de lo maravilloso que un instinto puede ser, como el de la abeja de colmena al fabricar sus celdas y que aparecerá, para muchos lectores, como una dificultad suficiente para derribar mi teoría en su totalidad”. (Charles Darwin, El Origen de las Especies, pág. 233)

La investigación llevada a cabo por los científicos en seres vivos ha revelado que ellos viven en una armonía, coordinación y colaboración asombrosa. Donde miramos podemos ver ejemplos de esto: algunos pequeños pájaros emiten un sonido de alarma cuando ven a un ave de rapiña, como un halcón o un águila, acercarse a la bandada, para advertir a sus compañeros sobre este peligro. Al hacerlo, ellos atraen la atención del atacante. Este comportamiento reduce considerablemente las oportunidades de sobrevivir de este pájaro que emitió la alarma. Pero, a pesar de esto, el pájaro pone su propia vida en riesgo por los cientos de vidas de los demás pájaros de la bandada.

La mayoría de los animales realiza algún tipo de autosacrificio por sus crías. Por ejemplo, el período de incubación de los pingüinos es durante el invierno. Los pingüinos hembras ponen sólo un huevo, dejan la incubación a los hombres, y regresan al mar. Durante los cuatro meses de incubación, el pingüino macho tiene que resistir tormentas de vientos polares que a veces alcanzan los 120 Km. por hora. Realizando grandes sacrificios, durante cuatro meses completos, sin abandonar al huevo, el pingüino macho pierde la mitad de su peso corporal debido a la falta de comida. Aunque se encuentra privado durante meses, no sale a cazar y resiste las tormentas violentas sin abandonar el huevo en ningún momento. Al finalizar los cuatro meses, el pingüino hembra aparece con una gran cantidad de alimentos. Ella no ha perdido el tiempo, sino que ha estado trabajado por su cría y ha almacenado alimentos para ella. Ella vacía su estómago y comienza a cuidar a su cría.

 

(parte 2 de 2): Una perspectiva Islámica

Los cuidados brindados por el cocodrilo, un animal particularmente salvaje, a sus crías también son sorprendentes. En primer lugar, el cocodrilo cava un hoyo para la incubación de sus huevos. La temperatura del hoyo nunca debe superar los 30º C. Un mínimo de elevación en la temperatura amenazaría la vida de las crías que se encuentran dentro de los huevos. El cocodrilo cuida que los hoyos en los que coloca sus huevos se encuentren en lugares más bien con sombra, y realiza esfuerzos extraordinarios para mantener los huevos a una temperatura constante. Algunas especies de cocodrilos construyen nidos con pasto en agua fría. Si la temperatura de los nidos sigue aumentando a pesar de estas medidas, entonces el cocodrilo enfría el nido esparciendo urea sobre el mismo.

El tiempo en el que los huevos son incubados es el más importante porque, en el caso de que el cocodrilo no escuche los ruidos provenientes del nido en el momento de romper el cascarón, la cría se sofocaría. La madre cocodrilo saca los huevos y ayuda a sus crías a salir de los mismos utilizando sus dientes como pinzas. El cocodrilo, con sus dientes afilados, evita el más mínimo movimiento que podría herir a su cría. El lugar más seguro para el recién nacido es la bolsa en la boca de su madre, la cual está especialmente diseñada para proteger a media docena de cocodrilos recién nacidos.

El cuidado meticuloso y la preocupación de un animal salvaje, como la que muestra el cocodrilo hacia su cría, es sólo uno de los ejemplos que comprueban la invalidez de las afirmaciones evolucionistas sobre la lucha por la vida, que sostiene que el más fuerte sobrevive y los demás son derrotados y desaparecen.

El delfín es otro animal conocido por su comportamiento de autosacrificio. Los delfines crían a su descendencia con gran cuidado desde el momento del nacimiento. Ni bien la cría nace, debe salir del agua hacia la superficie en busca de oxígeno. Para hacerlo, la madre delfín muestra un sorprendente comportamiento consciente, utilizando el extremo de su nariz empuja suavemente a su cría hacia la superficie del agua.

Justo antes del nacimiento, los movimientos de la madre delfín disminuyen considerablemente. Por esta razón, otras dos hembras la acompañan durante el nacimiento. Permanecen siempre una a cada lado de la madre, los delfines que la ayudan asumen la responsabilidad de protegerla de posibles ataques de tiburones que pueden ser atraídos por el olor de la sangre.

¿Cómo puede este instinto, definido por los evolucionistas como “un estímulo presente en los animales que no es entendido completamente”, guiar a los animales para convertirse en ingenieros civiles al construir sus nidos, ser perfectos soldados mientras protegen a sus crías o colonias, e incluso convertir a las especies más agresivas en criaturas compasivas y amables hacia sus crías?

De hecho, Darwin también encontró dificultades al responder esta pregunta, que él mismo planteó. A menudo dejaba sin responder preguntas relacionadas con el tema. En su libro, El Origen de las Especies, hizo las siguientes preguntas:
En tercer lugar, ¿pueden adquirirse y modificarse los instintos mediante la selección natural? ¿Qué debemos decir sobre el maravilloso instinto, como el de las abejas, que la lleva a hacer celdas, que han prácticamente anticipado los descubrimientos de los matemáticos? (Charles Darwin, El Origen de las Especies, p.205)

Como se puede ver, las dudas de Charles Darwin sobre la «Selección Natural» son bastante precisas. Aunque el mismo Darwin confiesa que la Selección Natural no es una explicación razonable, la mayoría de los evolucionistas todavía insisten en apoyar esta falacia.

Sin embargo, todo ser humano que observa la naturaleza con clara consciencia, ve que los seres vivos no son brutales, rudos ni faltos de compasión por la llamada lucha por sobrevivir. Por el contrario, los seres vivos se autosacrifican por la “inspiración” que su Creador les envió.

Como se expresó en el verso 68 del capítulo 16, que dice:
“Tu Señor les inspiró a las abejas: Habitad en las moradas que hayáis construido en las montañas, en los árboles y en las que el hombre os construya…”.

“Dios”, el Señor de los cielos y la tierra y todo lo demás, el infinitamente Misericordioso y Compasivo tiene control sobre todas las cosas vivas. Sus instintos, que Darwin no pudo explicar dentro del ámbito de la evolución, son en realidad inspiración de Dios hacia todas las cosas vivas.

Toda la vida en la naturaleza es creada por Dios. Todas las cosas existen por la Voluntad de Dios y se comportan según Su inspiración. El comportamiento del autosacrificio, bondad y cuidados que muestran los seres vivos hacia sus crías son meramente el reflejo del nombre de Dios, el “Compasivo”. Esto fue revelado en el verso 7 del capítulo 16:
“Por cierto que vuestro Señor es Compasivo, Misericordioso”.

El mismo Profeta afirmó:
“De hecho, Dios especificó una porción de Su Misericordia para el mundo, y con ella la madre cuida a su hijo, y los animales salvajes y los pájaros se cuidan entre sí”. (Sahih Muslim)

 


Source: https://www.islamland.com/esp/articles/instinto-ciencia-y-religin

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